LITERATURA ROMANA
autores de la literatura romana
Los
romanos, por lo general, fueron escasamente originales en cuanto al
arte puesto que, tras la conquista definitiva de Grecia en el siglo II
a.C., y casi completado uno de los mayores imperios que ha visto la Historia,
se afanaron ante todo en “imitar”, adaptar y, en lo posible, superar,
el modelo cultural heleno que consideraban único. Así pues, nos
encontraremos con una literatura “de asimilación”, de semejanzas (en el
teatro, la lírica y la filosofía) pero también de cierta renovación (en
la prosa sobre todo) que se desarrolló con particular brillantez entre
los siglos I a.C. y I d.C., la llamada “época clásica” o “época de oro”
de la literatura latina.
1. El teatro de Plauto
Vivió
nuestro primer autor los tiempos de la segunda gran guerra entre las
entonces potencias políticas y militares del Mediterráneo, Roma y
Cartago, las llamadas “Guerras Púnicas”, a caballo de los siglos III y
II a.C.
Plauto
fue un hombre de condición humilde que dedicó casi toda su vida a la
comedia, género teatral preferido por el burlón carácter romano en lugar
de la tragedia, y para ello tomaba como ejemplo argumentos, ambientes y
personajes de tipo griego.
Eran
tiempos de un teatro incipiente, con un público socialmente variado y
de escasa cultura que se reunía en graderíos provisionales de madera,
dispuesto, sobre todo, a pasar un buen rato, participando en un
espectáculo (“ludus”) muy entretenido. Por esta razón,
porque daba al público lo que éste más pedía, Plauto tuvo un gran éxito
en su tiempo, escribiendo y representando un teatro ágil, muy
divertido, repleto de sucesos rápidos, equívocos, juegos de palabras,
bromas, con un lenguaje coloquial cotidiano y acompañado de música.
De
sus comedias han salido los más variados enredos protagonizados por
viejos avaros (Euclio, por ejemplo, temeroso de que le roben una olla
llena de dinero en Aulularia), esclavos
inteligentes y avispados, jovencitos enamorados cuya relación es
obstaculizada por alcahuetes y padres severos; parásitos sociales,
traficantes de hombres y, como paradigma de sus más conocidos
personajes, el Miles gloriosus o soldado
fanfarrón. Todos y cada uno de ellos han tenido su reflejo y pervivencia
en obras y autores de todos los tiempos como Shakespeare, Lope de Vega o
Molière.
2. El final de la República: Julio César y Cicerón
En
el siglo I a.C. se producen en Roma convulsiones políticas y sociales,
incluso guerras civiles que van a liquidar el modelo institucional de
siglos: la República
de los magistrados y Senado. El sistema de gobierno que dio a Roma la
primera grandeza se va resquebrajando sin remisión, y será esta época de
crisis la que produzca dos de los nombres más ilustres del mundo
antiguo: Julio César y Cicerón.
Julio César
Cayo
Julio César fue un político y militar de familia patricia que alcanzó
enorme importancia en su tiempo, y ha llegado hasta nuestros tiempos
como una leyenda. Tras ocupar todos los cargos de la carrera política
romana (desde la cuestura hasta el consulado del “cursus honorum”), llegó a la Galia
como Procónsul con el objeto de conquistarla para Roma. Finalizadas sus
campañas, después de diez años, regresó a Roma, inició una guerra civil
contra su gran rival Pompeyo, y terminó con el sistema republicano,
imponiendo un gobierno personal que sería el germen de los futuros
regímenes de los “emperadores”. Finalmente murió asesinado en los “idus
de marzo” del año 44 a.C. por la mano de nostálgicos republicanos que le consideraron un traidor y usurpador de los tradicionales poderes.
Además
de su genio y talante, nos han quedado de César dos documentos de
excepcional interés y calidad, que han servido como paradigma de la
lengua latina durante siglos. En primer lugar, sus Comentarios sobre la Guerra de las Galias,
una obra modélica que escribió como testimonio de sus batallas y
victorias en su tierra proconsular, con afán de objetividad pero
enalteciéndose a sí mismo con orgullo, en forma de “informes” que
justificaran sus acciones ante los ojos del poderoso Senado de Roma.
Entre sus páginas nos encontramos decenas de luchas con los más diversos
pueblos de la Galia,
Bélgica, Britania y Germania, descripciones de las costumbres de éstos
(los druidas, por ejemplo) o los enfrentamientos casi épicos con
poderosos jefes enemigos (entre otros destacamos al germano Ariovisto y
al más conocido Vercingetorix, rey de los Arvernos).
La segunda de sus obras trata de sus impresiones y apuntes sobre la Guerra Civil contra el bando pompeyano.
Cicerón
Marco Tulio Cicerón es conocido en la Historia
como “el orador por excelencia”, siendo considerado entonces este
oficio público, tan romano en sus orígenes, como el de político y
abogado. Compartió los peligrosos tiempos de César siendo, además, su
rival ideológico y político.
Cicerón
es autor de diferentes géneros y personifica también un modelo clásico
de la consistencia y precisión de la lengua latina. De sus obras
destacamos las filosóficas (con títulos como De Republica y De Legibus) y, sobre todo, los discursos de diferentes causas judiciales: las Catilinarias contra el revolucionario Catilina, que intentó por la fuerza obtener el poder cuando Cicerón era cónsul de Roma, o las Filípicas, violentos ataques contra Marco Antonio, heredero de la memoria de Julio César, que acabaron costándole la vida.
3. El comienzo del Imperio: Virgilio, Horacio y Ovidio.
Muerto
Julio César, su sobrino y nieto adoptivo Octavio Augusto se convertirá
en el creador de la primera dinastía imperial romana bajo el título de "princeps".
Tras una etapa de enfrentamientos y nuevas guerras civiles, además de
conflictos en las provincias (los belicosos cántabros y astures, por
ejemplo) se inaugura a finales del I a.C. en Roma lo que habrá de
conocerse con el nombre de "pax romana", un largo
período de tranquilidad política, de paz, que se reflejará en el
testimonio de muchos artistas en honor de su "príncipe". Escritores,
escultores, arquitectos, etc. que comparten todos ellos una ideología
común: recuperar los tradicionales valores que hicieron de Roma una
potencia.
Es también aquel tiempo el de Mecenas, amigo del emperador y protector de los literatos.
Virgilio
Publio Virgilio Marón es el creador de la obra más representativa e importante de la literatura latina, el poema épico titulado la Eneida. Constituido por 12 libros (o capítulos), que se estructuran en dos partes diferenciadas: la primera de ellas (libros 1 a 6) semeja la Odisea pues narra el viaje de Eneas, el protagonista, mientras que la segunda (libros 7 a 12) se parece a la Ilíada al contarnos repetidos sucesos bélicos.
En la Eneida
se cuentan las peripecias del príncipe troyano Eneas, que logra escapar
de la ciudad desolada por los griegos, acompañado por parte de su
familia y algunos compañeros, con el Destino de dirigirse hasta las
tierras italianas y fundar allí un nuevo linaje, del cual surgirán luego
los romanos. Entre los episodios más relevantes de la primera parte
destacan especialmente dos: su relación amorosa y trágica con Dido, la
reina de Cartago, y la visita de Eneas a la Sibila
de Cumas, que le conduce hasta la entrada de los infiernos, en los que
podrá ver a su fallecido padre y a los hombres que serán ilustres en la
futura Roma. En la segunda parte, una vez llegado al Tíber, salvando los
peligros y obstáculos que algunos dioses (la rencorosa Juno
especialmente) le provocan, conocerá al rey Latino y luchará contra
Turno, monarca de los Rútulos; hasta casarse, por último, con la
princesa Lavinia.
La Eneida es un poema de batallas y héroes, escrito en honor del "princeps"
Augusto, el gran reformador y pacificador de Roma, a cuya gloria se
narran los acontecimientos protagonizados por Eneas, hijo de la diosa
Venus. Y Eneas tendrá un hijo, Julo-Ascanio, del que surgirá la "gens Iulia" de donde decían proceder César y su heredero Octavio.
Otras obras del prestigioso poeta son las Bucólicas (poemas de tipo pastoril) y las Geórgicas, un tratado didáctico en verso sobre el trabajo del campo.
Horacio
El
poeta nacido en Venusia fue otro de los protegidos por Mecenas, que le
proporcionó una confortable villa en las colinas Sabinas en la que pudo
escribir con todo su talento a favor del Emperador.
Su
poesía es la manifestación de una perfección formal sin precedentes y
expresión de una forma de vida anclada en el sosiego, la reflexión y la
comodidad. De Horacio destacamos dos títulos:
- Las Odas,
un ejemplo de belleza de la palabra tanto para escolares como para
hombres cultos de todos los tiempos. Bajo la influencia de poetas
griegos como Safo, Alceo o Píndaro, trata Horacio temas personales y
cotidianos, sus experiencias vitales, sus viajes, la relación con sus
amigos, los escarceos amorosos, las delicias del campo, del vino, etc.,
junto con otros de mayor trascendencia pública. En las Odas se
muestra como un profundo conocedor de la "naturaleza humana", fruto de
una profunda preocupación sobre la condición del hombre.
- La Epístola a los Pisones, conocida luego en la tradición literaria como Ars Poetica.
Siguiendo el proceder de Aristóteles en su "Poética", Horacio
proporciona algunos consejos sobre la conducta del escritor,
disposiciones en torno al teatro o sobre los estilos artísticos, que han
tenido mucha influencia en las literaturas europeas.
De Horacio guardamos también la expresión literaria de algunos de los llamados "tópicos" o lugares comunes de la literatura en la Edad Media y el Renacimiento-Humanismo, expresiones poéticas que se han convertido en universales: el "carpe diem" (incitación a aprovechar el momento presente ante la fugacidad de la vida) y el "beatus ille" (la exaltación de la vida retirada y tranquila, frente a las angustias y peligros de la corte, la ciudad).
Ovidio
Poeta
nacido en Sulmona que, tras ejercer unos pequeños cargos políticos, se
dedicó por entero a la poesía, acabando sus días con un triste final de
exilio en la localidad de Tomis (Mar Negro), por orden del mismísimo
Octavio. Quizás fue culpable de alguna acción privada deshonrosa o,
simplemente, fue castigado por sus atrevidas propuestas morales, muy
alejadas de las que el "princeps" intentaba inculcar a sus ciudadanos. A pesar de su público arrepentimiento (manifestado en sus obras Tristes y Pónticas), acabó sus días apartado de Roma.
Ovidio
es, quizás, el autor que más influyó en la literatura occidental, en
Chaucer y Shakespeare sobre todo, con su monumental obra las Metamorfosis:
relatos en verso de la leyenda y mitología clásicas sobre las
transformaciones sufridas por diferentes personajes cuyas acciones
amorosas, celosas o vengativas provocan que los dioses les transformen
en diferentes seres vivos o celestiales. Entre ellas aparecen las
historias del origen del mundo, Faetón, Eco y Narciso, Píramo y Tisbe,
Filemón y Baucis, Aracné, las bodas de Cadmo y Harmonía y versiones de
los mitos de Jasón, Ulises, Hércules, etc..
Es autor también -motivo, tal vez, de su alejamiento- del Ars Amatoria,
un poema burlesco y didáctico sobre el arte de la seducción,
instrucciones para hombres y mujeres gustosos de placeres mundanos.
4. Los tiempos de Séneca
Después de Augusto sigue la nómina de la primera de las dinastías, la Julio-Claudia,
donde se hallan algunos de los Emperadores más conocidos como Tiberio,
Calígula, ... hasta llegar a Nerón, maestro del cual fue un ilustre
hispano, un cordobés llamado Lucio Anneo Séneca, sin duda una de las
figuras más apasionantes de la Historia y literatura romanas.
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