LITERATURA GRIEGA
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Griegos de la epoca
Autores como
Homero, Esquilo, Sófocles, Eurípides son parte de los autores de referencia de
la literatura occidental y obras como la Iliada, la Odisea, Edipo rey, Medea,
forman parte del patrimonio común de toda nuestra literatura. En este artículo
se ofrece una visión general de la literatura griega clásica y se aportan
documentos actuales (películas, enlaces, lecturas) para facilitar la
comprensión de esta época.
LITERATURA
GRIEGA
Grecia es la
“madre” de Occidente, la raíz esencial de nuestro pensamiento y de nuestra
cultura. De su ingenio y su herencia destacamos dos momentos claves en sus
etapas literarias: la época primitiva (siglos IX a VI a.C., tiempos de la
literatura homérica) y la época clásica (siglos V y IV a.C., los años de
Pericles y de Alejandro Magno, momento estelar de la literatura y la filosofía
griegas).
1. Homero y la épica
Apenas si hay noticias sobre el primero y más
importante de los poetas de la antigüedad. Creían los griegos que Homero nació
en Quíos o en Esmirna, en la costa jonia –aunque hasta siete ciudades se
disputan su cuna, posiblemente en la costa occidental de Asia Menor-, entre los
siglos IX y VIII a.C.; y también se dice que era ciego (la leyenda explicaría
así su nombre, que parece que común entre los cantores épicos). De él han
sobrevivido los dos monumentos literarios más importantes del mundo antiguo, la
Ilíada y la Odisea. Y además, probablemente, Homero ni siquiera
fue el redactor de estas obras, sino sólo el compilador de un material más
antiguo, cantos épicos cantados por “aedos” o rapsodas que, bien recitaban con
cítaras y liras, bien improvisaban relatos de la época micénica sobre los reyes
y jefes guerreros de tiempos heroicos. Homero tal vez fue el último y más
importante de estos “cantores” de obras de carácter colectivo, y las recrearía
dándoles una unidad de composición, de estilo y de contenido.
La Ilíada y la Odisea pertenecen al género literario de la poesía
épica, que cuenta los mitos de las grandes gestas de los antiguos héroes,
violentos y aventureros, “los mejores de los humanos” semejantes a dioses,
destinados al combate y la muerte. Unos hombres superiores de los que se
guardará un recuerdo imborrable durante siglos gracias a sus brillantes hechos
y a su fama inmortal. De estos “ciclos” (continuaciones de los asuntos
homéricos y legendarios elaborados por diferentes autores durante siglos) los
más conocidos entre los griegos eran el “troyano” (que incluye los relatos del
juicio de Paris, la guerra de Troya, los “nostoi” de los monarcas griegos –el
regreso trágico de la guerra troyana-), el “tebano” (centrado en la figura de
Edipo), los “trabajos de Hércules”, el viaje de Jasón y los “Argonautas” en
busca del Vellocino de Oro y otros como las historias sobre Perseo y Teseo.
La Ilíada y la Odisea , por su parte, comparten además
unas características peculiares de su género épico. Entre ellas se pueden
destacar las siguientes:
a) Sin pretender escribir Historia, los
poemas mezclan elementos arqueológicos (históricos, sociales, ...) de épocas
diferentes, tanto antiguos como modernos.
b) Están repletas de largas
digresiones, comparaciones, pasajes repetidos y fórmulas fijas, habituales en
la épica oral.
c)
Reviven
antiguas leyendas y relatos (mitología griega).
d) Se basan en el contraste de
personalidades, pasiones y acciones de los protagonistas, contrastando la
humanidad y la crudeza.
e) Describen solemne y sencillamente el
mundo heroico de tiempos antiguos, sin intención de precisión histórica.
Y en ambas
obras Homero ha dejado una huella que perdurará siglos, proponiendo unos temas
que han de convertirse en universales: las grandezas y miserias del hombre, su
sentido del honor, del odio, del amor, la amistad, la religiosidad,
cristalizado todo ello en un maravilloso mundo poético.
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La Ilíada
Es “el poema de la guerra, la furia y la muerte” y
está compuesto por más de 15.000 versos repartidos en 24 cantos. Cuenta algunos
sucesos de la primera parte del “ciclo troyano” –no todos- acontecidos durante
la guerra de Troya, que sucedió aproximadamente sobre el año 1250 a.C.: el
asedio que las tropas griegas dirigidas por el rey de reyes Agamenón hicieron
sobre las murallas de la inexpugnable Ilión (Troya), la de los muros erigidos
por el dios Poseidón y gobernada por el rey Príamo. Sin embargo, de los 10 años
de asedio, Homero apenas si nos cuenta los episodios de un par de meses en el
décimo año de guerra, la llamada “cólera de Aquiles”: el enfrentamiento del
protagonista griego con Agamenón a causa de una esclava prisionera, Briseida;
el retiro de Aquiles del combate y las consiguientes derrotas griegas,
huérfanas del primero de sus héroes; la lucha de Patroclo con las armas del
“pélida” y su muerte; el dolor de Aquiles y su retorno al combate para vengar
la muerte de su favorito; por último, la derrota del troyano Héctor, cuyo
cadáver es cruelmente arrastrado en torno a la ciudad, y la entrega de su
cadáver al rey Príamo, para celebrar unos funerales apropiados.
Este es el argumento de la obra. Sabemos que el relato general del “ciclo”
tiene su origen y su propio desenlace, su comienzo y su final, pero Homero sólo
se detiene en un episodio lleno de escenas de especial relevancia: los brutales
combates entre nobles, el llamado “catálogo de las naves” en el que se enumeran
las fuerzas de los griegos, la despedida de Héctor y su esposa Andrómaca, o la
asamblea de los dioses, presidida por Zeus, discutiendo sobre la suerte de los
combatientes. En estos episodios se detallan con atención y solemnidad los
rasgos de los personajes (y sus epítetos: Aquiles es “el de los pies ligeros”;
Ulises “el astuto”, “el de muchos recursos”; la diosa Atenea “la de ojos
glaucos”, etc.)., principales y secundarios, humanos y divinos, en torno a los
cuales los dioses del Olimpo intervienen a favor o en contra de los bandos
contendientes.
La Ilíada es el reflejo legendario de una época ya pasada en la que
valían la fuerza y la astucia, la rapiña y la guerra, la muerte heroica y
rápida (el ejemplo del joven Aquiles), época en la que humanos y dioses
actuaban al unísono para resolver las rivalidades de la tierra y del Olimpo.
Una época, demás, que ha sido arqueológicamente datada gracias a los hallazgos
de uno de los aventureros más apasionantes del siglo XIX: H. Schliemann, quien
con la única ayuda del texto homérico fue capaz de encontrar en la colina turca
de Hissarlik los restos de la antigua Troya, demostrando en 1870 que la ciudad
sufrió una tremenda destrucción en el siglo XIII a.C., con lo cual quedaría
probado que las historias que cantó Homero allá por el silo VIII a.C. tuvieron
su germen real unos siglos antes.
La Odisea
Si la Ilíada narra la leyenda de las guerras de los héroes micénicos, la
Odisea es la historia de un viaje, paradigma de las grandes aventuras
humanas que exigen enormes sacrificios personales y notables hazañas
colectivas. El viaje de Ulises (u Odiseo), rey de la pequeña isla de Ítaca, que
ayudó con sus muchas e ingeniosas argucias (él ideó, por ejemplo, la creación
del fatídico “caballo”) al término de la larga guerra troyana. Pero Ulises, “el
astuto”, el que se disfraza, el más inteligente e ingenioso de los monarcas
griegos, sufrió como muchos otros reyes un castigo divino que le impedía
regresar en paz a su reino.
Y después de diez años de combate,
anduvo errante durante otros tantos en soledad o con algunos de sus hombres por
todo el Mediterráneo, a expensas de la ira del dios Poseidón, hasta que
finalmente dio con sus heridos huesos en la isla de la ninfa Calipso. Pudo
luego llegar a tierra de los acogedores Feacios, donde narró las aventuras y
desgracias más famosas de la literatura: sus peripecias con los lotófagos (los
que provocaban el irreparable olvido), el encuentro esperanzado con el dios
Eolo, su enfrentamiento con el cíclope Polifemo (aquel de un solo ojo, engañado
y cegado por Ulises-“nadie”), la maga Circe (que convertía a los compañeros del
rey en animales), su descenso al Hades (el clásico mundo de los muertos en el
que, entre las difusas almas de los difuntos, se encontró con el adivino
Tiresias), su lucha con el desesperante canto de las sirenas y con los
monstruos Escila y Caribdis, y la llegada a la isla maravillosa de Calipso.
Acabado el relato, Ulises consigue llegar a casa, a su ansiada Ítaca, donde aún
le quedan serios problemas por resolver: su fiel esposa Penélope confía en su
llegada desde hace 20 años, pero está rodeada de nuevos y aprovechados
pretendientes que invaden el palacio real. Ulises, disfrazado de anciano
gracias a las artes de su protectora Atenea, logra entrar en su casa y acabar
con los enemigos gracias a la ayuda de su hijo Telémaco.
Aquí acaba la historia de la Odisea
, poema del amor y del heroísmo, símbolo del viaje que todo hombre debe hacer
para encontrar su destino, la aventura de un héroe esforzado que intenta
regresar a su patria, a su hogar, y que pierde compañeros y años, pero obtiene
la recompensa de la fidelidad y la paz definitivas.
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